miércoles, 19 de noviembre de 2008

En bici y sin riesgos



Carta de lectores, publicada en diario La Nación el 18 de noviembre de 2008

Bicicletas

Señor Director:
Las autoridades de la Ciudad Autónoma están tomando algunas medidas para administrar el uso de uno de los bienes públicos porteños más demandados y relativamente escasos: las calles. Se han dispuesto carriles exclusivos para ómnibus y taxis; tramos de algunas calles se transformaron en paseos peatonales. Resulta evidente que es preciso avanzar en esa dirección y, como han hecho otras grandes urbes del mundo, desalentar el uso de automóviles particulares en las zonas más atestadas y durante ciertas franjas horarias.
También es indispensable que se adopten medidas para estimular el uso de la bicicleta como medio de transporte. Hay ya ciudadanos que se aventuran a bicicletear hasta sus trabajos o sus lugares de estudio y muchísimos más los imitarían si hacerlo no implicara una alta dosis de riesgo.
Las sendas peatonales existentes, o están permanentemente invadidas si se trata de franjas dibujadas en los bordes de avenidas, o son segmentos aislados en distintos puntos de la ciudad, concebidos fundamentalmente con fines de recreación.
De lo que se trata es de que, quien así lo desee, pueda viajar en bicicleta sin peligro de muerte y sin solución de continuidad de norte a sur y de este a oeste de la ciudad.
Para esto simplemente es necesario asignar una red de calles (digamos: una de cada diez paralelas y perpendiculares a Rivadavia) al uso exclusivo para bicicletas entre, por ejemplo, las 6 de la mañana y las 8 de la noche, con tránsito de doble mano y una onda verde de señalización adecuada a la velocidad media de ese medio de transporte.
Los automovilistas particulares perderían, además de los carriles exclusivos para ómnibus y taxis, un 10 por ciento del stock de calles a su disposición. Es decir, se desestimularía el uso del automóvil, al aumentar la carga horaria de sus desplazamientos. Esto requiere, simultáneamente, que la ciudad asuma la autonomía en lo que hace a la administración del transporte público para ampliarlo, mejorarlo y agilizarlo.
Los ciclistas, por su parte, para seguir los trayectos de calles exclusivas deberían resignarse a algunos desvíos obligados a cambio de un incremento marcado de su seguridad vial. El balance general registraría amplios beneficios en materia de administración vial y salud pública.

Jorge Raventos
jaraventos @ yahoo.com.ar