viernes, 7 de noviembre de 2008

En subte hasta Agronomía

Una propuesta al Jefe de Gobierno

En marzo de 2008 le hice llegar una nota al Ingeniero Mauricio Macri, sugiriéndole la posibilidad de extender la línea B de subterráneos hasta el borde noroeste de Agronomía. Hubo una respuesta y un tercer mensaje, que aquí se reproducen.JR

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Por muy poca plata y en muy poco tiempo la ciudad puede inaugurar una ampliación de subte que lleve una de las líneas en principio hasta muy cerca de la General Paz.
Se trata de vincular directamente la Línea B con el Ferrocarril Urquiza: el tren y el subte tienen la misma trocha y, en los orígenes, el concepto se centraba en que las formaciones del tren penetraran en el túnel y llegaran hasta el Correo Central. Hay que poner en práctica ese antiguo proyecto haciendo correr por las mismas vías (en el tramo que va desde Nazca y Gutemberg (actual estación Beiró) el subte B (terminal en Correo Central) y el tren (que tiene terminal en Federico Lacroze y Corrientes).
La mayor parte de ese trecho el ferrocarril la recorre actualmente casi sin cortes de barreras: hasta llegar a la primera, atraviesa unos ochocientos metros en paralelo con el cementerio de la Chacarita, después de esa tiene una barrera más hasta ingresar en la zona de la Facultad de Agronomía y recién aparece otra a la altura de la Avenida Francisco Beiró; la última barrera está a la altura de Nazca.
Puesto que la existencia paralela de subte y tren aumentaría la frecuencia de cierre de la barrera, las obras que habría que encarar son las de túneles o puentes bajo o sobre las vías en esos cuatro puntos, de modo de facilitar el tránsito vehicular.

Encarar la iniciativa desde el subte le permitiría a la ciudad ampliar rápidamente su jurisdicción sobre la esfera del transporte: el subte es el único medio sobre el que la ciudad de Buenos Aires tiene algún grado de autonomía (colectivos y trenes los gobierna Nación).


Por supuesto la iniciativa tendrá obstáculos comerciales a salvar (negociaciones entre la empresa de subtes, los concesionarios ferroviarios con los que habrá que negociar alquiler de vías y coordinación de horarios sin excluir eventual asociación), discusión sobre precio del boleto extendido del subte y obras que faciliten la operación. Pero se puede avanzar casi hasta el límite de la Capital ahorrándose lo más arduo, caro, lento y molesto, que es hacer los túneles de un subte.

Llegar con la línea B hasta Nazca abre, a futuro, la perspectiva de una línea de circunvalación que una la estación Virreyes de la línea E, la de Nazca y Rivadavia de la línea A ( que pronto se inaugurará) , esta de la B y eventualmente Congreso de Tucumán en la línea de la zona norte".


La respuesta del Ingeniero Macri

Estimado Sr. Raventos:

Por indicación del Ing. M. Macri, le retransmitimos la respuesta a su nota sobre el tema Subtes, preparada por el Ing. Roberto Agosta, del equipo del Sr. Mauricio.

Atentos saludos.

A. Moschini
(Secretaría Privada)




Buenos Aires, 31 de marzo de 2008

Estimado señor Raventos

Me dirijo a usted para acusar recibo de su propuesta relativa a la extensión de la Línea B del Subte hasta la estación Beiró, situada en Nazca y Gutemberg, sobre la línea ferroviaria Urquiza, compartiendo la Línea B y dicho ferrocarril la vía en el sector entre la estación Federico Lacroze y la referida estación Beiró.

Como usted bien lo señala, la propuesta concuerda con el plan original de la Línea B efectuado por la antigua concesionaria Lacroze. Sin embargo, en las condiciones actuales en que la Línea B está siendo extendida hasta Villa Urquiza, su realización ofrecería más inconvenientes que ventajas.

En efecto, la Línea B pasaría a operar con dos terminales, una en Villa Urquiza y otra en la estación Beiró, y los trenes hacia el Centro deberían salir alternativamente de una u otra. Con un servicio en la hora pico cada 2 minutos y medio, resultaría que cada terminal y las respectivas estaciones intermedias serían atendidas con solamente un tren cada 5 minutos. En las horas valle y nocturnas, o bien los sábados o domingos, cuando el intervalo entre trenes pasa a ser entre 4 y 6 minutos, resultaría que cada terminal sería atendida con un intervalo doble, o sea entre 8 y 12 minutos. Tales intervalos son excesivamente amplios para un servicio del subterráneo.

Otro inconveniente importante es que al compartir las vías ambos servicios (Subte y ferrocarril Urquiza), inevitablemente las irregularidades en uno de ellos repercutiría sobre el otro. Cualquier tren del ferrocarril demorado 2 o 3 minutos, lo que en un servicio suburbano que se extiende sobre 25 kilómetros es normal, y que se considera dentro de la puntualidad, podría tener una repercusión muy severa sobre los servicios del Subte, afectando a las dos ramas en que la Línea B se dividiría. Por ejemplo, un incidente ferroviario menor en Martín Coronado alteraría toda la regularidad del servicio de la Línea B, y en particular sobre el (ahora) ramal a Villa Urquiza.

Por último, en la estación Beiró debería construirse una o dos vías nuevas, para poder independizar la maniobra de los trenes del Subterráneo (que deberían invertir su marcha en esa terminal), de la circulación de los trenes del ferrocarril Urquiza, porque esa maniobra no puede razonablemente hacerse sobre las vías principales de circulación. El espacio existente en donde hoy está la estación Beiró no es suficiente para acomodar estas instalaciones, sin mencionar que además habría que ampliar los andenes, dado el importante transbordo que se produciría entre ambos sistemas. Habría que expropiar propiedades frentistas de la calle Gutemberg o bien relocalizar la estación Beiró en los terrenos de Agronomía situados al este de la avenida homónima.

A pesar de considerar, por los motivos enunciados, que el proyecto no es conveniente, deseamos hacerle llegar nuestro agradecimiento por su iniciativa, quedando a su disposición para darle cualquier explicación adicional que considere necesaria.

Saludamos a usted muy atentamente.


Roberto Agosta


La (pen)última palabra



Estimado ingeniero Agosta:

Les agradezco al Ing. Macri y a Usted la consideración otorgada a mi propuesta, que no pretendió tener consistencia técnica –en materia de subterráneos, sólo me dediqué a viajar en ellos-, sino apenas lo que estimé economía y sentido de la oportunidad.

No imaginaba, claro está, que llevar esa idea a cabo careciera de inconvenientes o de costos. Creía, eso sí, que unos y otros serían muy inferiores a los que impone perforar parte de la ciudad y construir bajo tierra durante meses: leo en los medios que una ampliación de 40 kilómetros en la red supone una inversión de 2.500 millones de dólares (cifra que, conjeturo, terminará siendo mayor cuando se le sumen imprevistos). Mi propuesta se refiere a 6 kilómetros, un 15 por ciento de aquella extensión y creo que el presupuesto que demandaría sería mucho menos que el 15 por ciento de aquella suma.
Daba yo por supuesto que, en la idea del Lacroze/B, habría que realizar obras: espacios para maniobras y mantenimiento, por ejemplo. Me pareció que, además de la calle Gutemberg que usted menciona, existía la posibilidad de trabajar, desvíos mediante (de superficie o subterráneos) en terrenos aledaños de la Facultad de Agronomía, que ésta no emplea (Nazca y Avenida San Martín hasta casi Beiró) o que concesiona (hay un amplísimo terreno alquilado a un vivero, justo donde las vías cruzan Beiró). Usted señala acertadamente que se podría "relocalizar la estación Beiró en los terrenos de Agronomía situados al este de la avenida homónima".
Comprendo su objeción sobre los intervalos en trenes, aunque me gustaría analizar lo siguiente.
a)¿No se podría bajar el intervalo en horas pico de 2 minutos y medio a 2 minutos o uno y medio?
b)En cualquier caso, aun si no pudieran reducirse los intervalos, el alargamiento que usted señala afectaría un poco al público del tramo de extensión Lacroze-Urquiza, no afectaría en nada al público tradicional (Lacroze-Alem) y sin duda beneficiaría a un amplio sector que contaría con un servicio nuevo (desde terminal Beiró). No sé cómo hacer, en ese caso, una contabilidad de perjuicios y beneficios.
c)En relación con los intervalos en horas no pico, se me ocurre que la solución es más sencilla y pasa por abreviar la frecuencia, así sea con trenes más cortos.
d)El tema de los eventuales inconvenientes recíprocos que se pueden provocar tren y subte es un asunto fuerte, sin duda, y no imagino otra respuesta que mayor coordinación, mejor mantenimiento y reducción de las eventualidades. En otros países esa reducción se consigue muy marcadamente, y a emular esos ejemplos se apunta cuando se dice que "va a estar bueno Buenos Aires", estoy seguro.

Disculpe que estos comentarios suenen a insistencia o terquedad, pero en verdad sigo considerando que esa extensión sería un acierto y demandaría costos muy inferiores a los que reclama la (por otra parte indispensable) creación desde cero de nuevas líneas.

Cordialmente,

Jorge Raventos